¿Quién debería estar a cargo de nuestros proyectos en la red?

EquipoLa red puede usarse para atraer clientes, ayudarlos a resolver sus necesidades con nuestros productos y servicios, y hacer que su experiencia sea más productiva y agradable. Esto se puede ver también como cumplir con la promesa de nuestra marca y con las expectativas de nuestros clientes, las cuales están cambiando por su mismo uso de la red. Esto nos da una idea de quién debería estar a cargo de nuestros proyectos en la red.

Como podemos usar a la red para llegar a más clientes y expandir su experiencia alrededor de nuestro producto, una opción lógica es quién esté a cargo del desarrollo de mercados, que dependiendo de la organización puede ser el director general o los gerentes de marca o de producto. Esta relación es aún más fuerte cuando el uso de la red tiene implicaciones para adaptar o mejorar al mismo producto. Por ejemplo una marca de café puede encontrar que sus clientes en otros países expresan como prefieren tomarlo (por ejemplo más o menos fuerte), la cual difiere de la costumbre en el país de origen. En este caso la persona a cargo necesita hacer un balance entre la oportunidad de servir nuevos mercados y el riesgo de diluir la marca.

Los proyectos en la red pueden también verse como la esfera natural de la mercadotecnia, dado que hablamos de nuestra marca y cumplir con sus promesa. Se corre el riesgo de que el departamento de mercadotecnia caiga en su uso habitual de otros medios, pero ahora en la red, lo cual resulta en campañas que generan publicidad que es irrelevante o molesta para nuestros clientes. El mayor costo de la publicidad tradicional por Internet es que no estamos aprovechando el torrente de búsquedas que realizan nuestros clientes con respecto a nuestros productos, desperdiciamos la confianza que nos pueden tener y ponemos en riesgo nuestra relación de largo plazo con ellos.

Tomando en cuenta el impacto que puede tener la red en varias áreas de negocio el director general podría necesitar ser el líder del equipo digital. Si consideramos la carga de trabajo que ya tiene un director general es posible que necesite delegar esta tarea pero permanecer el “dueño” final del proyecto. La manera más fácil de empezar es definir a las partes interesadas (stakeholders), que son los responsables de las áreas afectadas, y de ahí un equipo ejecutivo.

Del impacto de la red en nuestro negocio también podemos ver quién no debería estar a cargo de los proyectos en internet: no son proyectos de diseño, por lo que el departamento de gráficos o un diseñador externo que no conoce a nuestros clientes ni a nuestro negocio no puede generar objetivos ni soluciones en la red. Una vez que contamos con una estrategia del medio, una estrategia de contenido que da forma a soluciones especificas, entonces necesitaremos funciones como la arquitectura de la información y pruebas de usabilidad que nos ayudarán a dar una forma específica a los proyectos en la red – pero seguimos lejos de la “decoración en Internet”.

La misma lógica aplica para nuestro departamento de sistemas o desarrolladores externos: sí se requiere de cierta tecnología pero por sí misma y sin contenido no tiene ningún valor. Nuestro departamento de sistemas podría hacer una gran contribución una vez que los objetivos y la estrategia de contenido han sido definidos, ayudando a escoger la mejor tecnología, administrar a los proveedores y controlar a nuestros activos digitales.

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¿Cómo podemos ir más allá de la competencia en precios y promociones?

Con la intensificación de la competencia global puede parecer que las opciones para las empresas son limitadas, más allá de la investigación y desarrollo, integrar a los descuentos en la estrategia general, migrar a países con costos laborales menores, o comprar a la competencia. Sin embargo desde otra perspectiva quedan muchas oportunidades.

Pensemos en la típica compra de tecnología informática por una pequeña empresa: el consumidor tiene una necesidad específica (un nuevo empleado necesita una computadora), va a las tiendas… Y se enfrenta a términos tecnológicos que le son incomprensibles y solo lo confuden (¡Cuatro núcleos! ¡3.2 Ghz!) así como promociones de precio (¡20% menos!): al final el consumidor no tiene una idea de lo que le conviene: es posible que sea barato, es posible que la tecnología sea la mejor, pero ¿Vale la pena?

La reacción típica del consumidor es preguntarle a un amigo “que sabe de tecnología”, el cual ponderará los diferentes procesadores, memoria, discos duros y hará una recomendación a medias. Pero he aquí el problema: Las necesidades del consumidor no son de tecnología, son de los usos de esa tecnología: ¿Es fácil de usar? ¿Tiene todo lo que se necesita, de programas a protección eléctrica? ¿Nos ayudará a trabajar mejor? ¿Será confiable, durable? El consumidor no expresa esas necesidades, su amigo “el que sabe” no podría ayudarlo aunque las expresara, y las marcas solo pueden competir en precio, lo novedoso y márgenes de ganancia raquíticos. Todo el mundo pierde en comparación con una situación en la cual las marcas respondieran a las necesidades reales de los clientes.

El mismo ejemplo aplica para otros mercados, solo necesitamos seguir el camino del consumidor para vislumbrar el resultado que podrían alcanzar, por el que estarían dispuestos a pagar, y compararlo con el que están alcanzando, así como la experiencia que tienen al llegar ahí. Ese mejor resultado podría ser lo que nuestra marca ya promete, pero entonces necesitamos preguntarnos en qué medida está cumpliendo con esa promesa y cuanto espacio queda para mejorar; estamos hablando de slogans contra expectativas reales de nuestros clientes.

Esto no es una crítica de fabricantes y distribuidores (puede ser simplemente el reflejo del límite natural de la mercadotecnia que tiene como base a la publicidad) sino que busca mostrar las oportunidades para competir mejorando el valor para nuestros clientes, lo cual nos dejaría finalmente dejar atrás a la competencia en precios. Sucede que nuestros clientes ya están usando a Internet para conseguir ese mejor valor, y nosotros podemos integrarnos en esa conversación.

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Somos una empresa pequeña, ¿Qué podemos hacer en Internet?

Como empresa u organización pequeña podemos pensar que deberíamos estar en Internet pero que es demasiado caro o complejo; mientras que sí se requiere de una inversión la buena noticia es que es posible que sea factible para los recursos con los que contamos; también es algo necesario para la salud de nuestra empresa.

¿Inversión en qué? Al final del día la red se puede usar como una herramienta de mercadotecnia para atraer a más clientes y retenerlos mejor, lo cual es exactamente lo que nuestra empresa necesita para sobrevivir y crecer en tiempos de una recesión aparentemente perpetua.

  • Si nuestros clientes locales y regionales no pueden pagar nuestros productos, podríamos atraer a clientes nacionales o internacionales.
  • Podríamos darnos cuenta que nuestro conocimiento de los clientes, sus necesidades, y nuestro producto es algo que los competidores más grandes no pueden igualar, aún cuando tienen una ventaja en costos, viendo que los clientes no pueden encontrar la solución exacta a sus necesidades con ellos, que nosotros sí podríamos ofrecer.
  • Podemos tener habilidades que nos parecen muy normales pero son poco comunes y escasas, y que los clientes están buscando.

¿Mercadotecnia? Pero si apenas tenemos presupuesto para lo más común para una pequeña empresa, como directorios y folletos, si acaso en tiempos de recesión, ¿Cómo podemos permitirnos una mercadotecnia en la red?

La respuesta es que casi todo el trabajo en la red depende del conocimiento del cliente, que solo nosotros tenemos; la red solo es un conjunto de herramientas que nos ayuda a hacer más con este conocimiento. La necesidad de una inversión sigue viva, pero casi toda será nuestro tiempo y esfuerzo, que normalmente son de los pocos recursos flexibles en una PyME.

Mi sugerencia es que más allá de trabajar más horas, que es la repuesta común de una empresa pequeña, deberíamos asignar un tiempo específico, por ejemplo una o dos horas al día, y establecerlo como parte de tu presupuesto de mercadotecnia (el precio de tu salario por el número de horas al mes) y no dejarlo fuera del presupuesto, tomando en cuenta que es parte del negocio y no un pasatiempo. Esto te ayudará también a ver cuantos recursos se le han dedicado al proyecto.

Las decisiones que necesitamos tomar son:

  • Establecer la necesidad de una mercadotecnia en general, para atraer a más clientes. La mayoría de las pequeñas empresas dependen de su ubicación, el boca a boca, volantes, mientras que la publicidad está fuera de su alcance. La buena noticia es que la mercadotecnia por la red puede ser más efectiva que cualquiera de esos.
  • Establecer cómo la red en particular puede ayudarnos (una estrategia del medio): audiencia, oportunidades especificas, objetivos.
  • Establecer soluciones en la red para cada oportunidad, lo cual define una estrategia de contenido. estarás generando este contenido.
  • Establecer los recursos adicionales que se requieren: funcionalidad, tecnología, diseño de la interface… Esto puede parecer intimidante pero si pensamos en la manera más rápida, barata y eficiente de transmitir el mensaje a nuestro cliente, hay muchos recursos gratuitos o disponibles para nuestro presupuesto. Entre mejor definido esté un proyecto, más fácil y barato será para un desarrollador.

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